El castillo real de Fontainebleau, medieval, renacentista y clásico, se encuentra cerca de París. Probablemente construido alrededor de 1068 durante el reinado de Luis VI, fue la residencia favorita de los Reyes y Emperadores de Francia, de Francisco 1° a Napoleón III, durante ocho siglos. Philipe de Bell fue el primer rey de Francia que nacío en el castillo en 1268.
En el Renacimiento, de vuelta en Francia el 17 de marzo de 1526, después de su humillante salida del cautiverio, donde fue hecho prisionero de Carlos V (el Tratado de Madrid), tras la derrota francesa de Pavía, Francisco 1°, solo aspira a la paz. Acompañado por su corte y su favorita, la Duquesa de Etampes, Francisco viene a cazar a Fontainebleau y decidió construir un nuevo castillo destruyendo la antigua fortaleza medieval. Le encanta Fontainebleau y durante sus frecuentes estancias decidió recurrir a los artistas italianos, para realizar importantes obras de embellecimiento. La galería que lleva su nombre es el mejor ejemplo más hermoso.
Enrique II, su hijo, continuará el trabajo de su padre. En el castillo nacieron seis hijos de los diez hijos que le dieron Catalina de Medici. Francisco II (futuro Rey de Francia), Isabel (futura Reina de España), Claude (futura Duquesa de Lorena), Edouard-Alexandre (Henri III, futuro Rey de Polonia y Francia), Hércules (futuro Duque de Anjou), Juana (una muerte fetal al nacer) y Victoria (que murió dos meses después de su nacimiento).
Durante la Revolución Francesa, el Palacio, vaciado de sus muebles y gravemente dañado por un incendio que quemo el apartamento del delfín, se convirtió en una escuela, cuartel y escuela militar y luego en una prisión.
Después de la Revolución, Napoleón 1°, revivió “la verdadera casa de los Reyes”, para utilizar sus propias palabras, que renovó lujosamente en el estilo del Imperio y Fontainebleau se convertiría en el centro de la toma de decisiones políticas. Es en el patio del Castillo, al pie de la famosa escalera de herradura que se despedirá de su guardia antes de exiliarse.